¿Conoces al cuarto Rey Mago? Esta es su historia
La conmovedora historia de Artabán, el cuarto Rey Mago, nos transporta a un viaje lleno de generosidad y nobleza.
NUEVO LAREDO, Tamaulipas.- En el año 4 A.C., en el monte Ushita, residía Artabán, el cuarto Rey Mago. Este hombre de largas barbas y ojos nobles tenía un don especial: podía enterarse de sucesos importantes a través de un oráculo. Fue así como, al prever la llegada de un ser de luz que traería el perdón de los pecados, recibió un mensaje de Melchor, Gaspar y Baltazar.
La carta lo invitaba a unirse a ellos desde Borsippa, donde se encontrarían para seguir una estrella resplandeciente que los guiaría hasta el Mesías. Artabán, con gran cuidado, seleccionó sus ofrendas para el niño Jesús: un diamante, un jaspe y un rubí. Emprendió su viaje con entusiasmo.
Sin embargo, el primer tropiezo llegó cuando, en las afueras de Borsippa, se encontró con un comerciante despojado y al borde de la muerte. La compasión de Artabán lo llevó a entregar su diamante para aliviar el sufrimiento del hombre. Este acto de generosidad lo retrasó, y cuando llegó al punto de reunión, sus compañeros ya habían partido.
No obstante, recibió instrucciones de seguir la estrella hasta Belén. Artabán, ahora solo, apuró tanto a su caballo que este murió en el camino, obligándolo a recorrer el resto de la distancia a pie. Llegó a Belén sucio, cansado y con la ropa casi destrozada.
En Belén, Artabán no pudo encontrar a los otros Reyes Magos, pero sí presenció la persecución y masacre de Herodes contra los niños menores de dos años. Impotente, ofreció su rubí al soldado que estaba a punto de fusilar a un pequeño para salvar su vida. Este gesto fue descubierto, y Artabán fue encarcelado, donde permaneció por cerca de 30 años.
Libre pero viejo, ciego y cerca de la muerte, Artabán ayudó a una joven esclava, intercambiando su jaspe por su libertad. Momentos después de salir, la tierra se lo llevó, pero antes de morir, escuchó una voz que le agradecía, revelándole que todo lo que hizo por sus hermanos, lo hizo por Dios.
La historia de Artabán, el cuarto Rey Mago, nos deja una lección perdurable sobre la generosidad, la compasión y la importancia de actuar en beneficio de los demás. Cada acto altruista, por más pequeño que sea, puede tener un impacto significativo y trascender el tiempo.