Desigualdades sociales en escuela de Nuevo Laredo
La escuela, que cuenta con un piso firme, consta de tres paredes a medio construir, sin ventanas ni protección adecuada contra las inclemencias del tiempo.
NUEVO LAREDO, Tamaulipas.- El regreso a clases en la escuelita de las colonias Praderas del Mezquital y Los Artistas destaca las marcadas desigualdades sociales que persisten en esta región. Mientras en algunas partes de Nuevo Laredo los estudiantes comienzan el ciclo escolar en instalaciones adecuadas, con recursos suficientes, en esta comunidad periférica, 47 niños asisten a clases en condiciones precarias, lo que subraya la brecha existente en el acceso a una educación de calidad.
Bajo un sol implacable que rápidamente eleva la temperatura por encima de los 30°C, estos alumnos se preparan para enfrentar un día escolar en un espacio improvisado. La escuela, que cuenta con un piso firme, consta de tres paredes a medio construir, sin ventanas ni protección adecuada contra las inclemencias del tiempo. Los pupitres están en mal estado, y una malla sombra, sostenida por un simple barrote de madera, es lo único que los protege del calor.
El profesor Efraín De la Cruz, quien ha dedicado 10 años a la enseñanza en esta escuela, se enfrenta a diario a los desafíos que plantea la falta de infraestructura. A pesar de no tener una plaza oficial, continúa enseñando a estos niños con una dedicación inquebrantable. Sin embargo, las condiciones en las que deben estudiar estos alumnos reflejan la falta de apoyo y recursos en comparación con otras escuelas de la ciudad.
Los padres de familia, conscientes de las dificultades que enfrentan sus hijos, se organizan cada mañana para barrer el terreno, acomodar los pupitres y levantar la malla sombra. Su esfuerzo es evidente, pero no puede compensar la falta de un entorno escolar adecuado. La situación de la escuelita de Los Artistas contrasta con la inversión en otras áreas educativas, subrayando la desigualdad en la distribución de recursos.
La falta de respuesta por parte de las autoridades locales ha generado frustración en la comunidad. La alcaldesa Carmen Lilia Canturosas ha argumentado que no es su responsabilidad mejorar las condiciones de esta escuela, lo que ha dejado a los padres y al profesor Efraín en una situación de abandono. Esta respuesta resalta la desconexión entre las promesas oficiales de apoyo a la educación y la realidad que enfrentan las comunidades más vulnerables.
Estamos aquí luchando para que nuestros hijos puedan estudiar en condiciones dignas.
Su petición es sencilla: un espacio seguro y adecuado para que sus hijos puedan aprender. Sin embargo, hasta ahora, sus demandas han sido ignoradas.
La situación en la escuelita, es un ejemplo claro de las desigualdades sociales que afectan a las comunidades marginadas. Mientras algunos estudiantes disfrutan de instalaciones modernas y bien equipadas, otros deben conformarse con lo mínimo, lo que perpetúa un ciclo de desigualdad y limita las oportunidades de desarrollo para los más desfavorecidos.
Esta disparidad en el acceso a la educación es una problemática que requiere atención urgente por parte de las autoridades. Es imperativo que se tomen medidas para garantizar que todos los niños, independientemente de su lugar de residencia, tengan acceso a una educación digna y segura.
