Hablando Derecho
¿Voto popular o no?
HABLANDO DERECHO
¿VOTO POPULAR O NO?
POR: ALEJANDRO TORRES MANSUR
El tema de mayor polémica de la REFORMA JUDICIAL sin lugar a dudas es el de la Votación Popular de Ministros, Magistrados y Jueces, mediante sufragio directo en la urna como actualmente se eligen a Presidente, Senadores, Diputados, Gobernadores, Alcaldes. Ese método de selección propuesto invariablemente conlleva una serie de reglas “electorales” un tanto similares a las propias reglas de cualquier cargo de elección popular que es así considerado actualmente en la Constitución Política de nuestro país, como son los mencionados anteriormente.
Siendo así las cosas, viene a la imaginación un proceso de campaña de 60 días en el que el candidato a Juez o Magistrado tendrá que recurrir a una serie de mecanismos ya no de profesionalización judicial como actualmente existen y se exigen para poder ascender dentro del Poder Judicial, NO, ahora quienes pretendan ser aspirantes a un “Cargo Judicial por Elección”, deberán enfocar su atención en la integración de un equipo de campaña, un coordinador general, abogados, contadores, mercadólogos, operadores, asesores, entre otros, y desarrollar en base al objetivo final, una estrategia que permita a los aspirantes poder conectar con el electorado mediante propuestas de campaña, slogans, compromisos; ahora nos podría ser familiar ver espectaculares con frases de campaña como “¡Vota Por José, el Juez que protege!” o “¡Alicia te Ajusticia!.
Pero más allá de esto, en el debate serio sobre el tema, la propuesta del Presidente pregona que en ella se contiene la gran solución a la corrupción “que impera” en el Poder Judicial de la Federación. Y es ahí donde nacen múltiples cuestionamientos al respecto, uno tan simple es, ¿sí los poderes ejecutivos y legislativos dónde se eligen a los representantes populares mediante sufragio directo, son y han sido señalados en todos los tiempos por toda clase de actos de corrupción, por qué el voto popular sería la solución a la “corrupción” en el Poder Judicial de la Federación?.
Señalaba un tribuno del Senado, que el artículo 39 de la Constitución Política de nuestro país establece que todo poder público dimana del pueblo, y que por lo tanto los Jueces y Magistrados deberían de ser electos por el pueblo; y en efecto es así, y precisamente el pueblo se ve representado para esos efectos por los Diputados Federales y por los Senadores, sino cual sería su razón de ser. Precisamente en el poder legislativo es dónde se ven representadas todas las voces que convergen de toda la República Mexicana, y es precisamente a través de ellos que el sentir de la gente se ve reflejado en las votaciones en sus respectivas Cámaras, haciéndose manifiesta a través de esta forma una democracia participativa indirecta.
Pero para poder dilucidar la conveniencia de elegir a Jueces y Magistrados por vía del voto popular, habría que primeramente saber la razón originaria de cada uno de los poderes. El filósofo francés Montesquieu en su obra “El espíritu de las leyes” , sostuvo que para evitar la tiranía de los pueblos y proteger las libertades del ser humano, era necesario dividir el poder del gobierno en tres: Un poder legislativo que creara leyes; un poder ejecutivo que aplicara las leyes; y un poder judicial que se encargara de interpretar y administrar la justicia en el caso del incumplimiento de las leyes.
En nuestra historia moderna, se nos ha implementado la forma que para elegir a los miembros del poder ejecutivo y legislativo sea a través de votación directa mediante comicios organizados por un instituto electoral; y en el caso del poder judicial, particularmente referente a la designación de Ministros, se eligen mediante un proceso en el que intervienen tanto los poderes ejecutivo y legislativo.
El cambio de paradigma, ¿voto o no voto popular para la designación de ministros, magistrados y jueces? Vuelvo al primer párrafo, sería interesante saber cual es el tipo de propuestas de campaña que podría realizar un candidato a Magistrado o a Juez, de qué manera se financiarían las campañas, que tipo de compromisos pactarían los candidatos tanto con la ciudadanía en general, así mismo con grupos fácticos de poder en lo individual que tienen intereses en la “justicia”.
Algo que es importante resaltar, es que en una campaña para un cargo dentro del poder legislativo o del poder ejecutivo, las propuestas y compromisos que realizan los candidatos son para beneficio del “interés colectivo” o también puede ser dicho “bien común”; por que la función sustantiva y material de un legislador o de un gobernante, es precisamente ejecutar acciones en las que se vea un beneficio para la colectividad; en cambio, en la función jurisdiccional, los Juzgadores toman decisiones en las que se ve afectado o beneficiado el interés particular.
Y siendo esto así, como es que un candidato a un “Cargo Judicial por Elección” puede legítimamente hacer propuestas de campaña y comprometerse con una colectividad o con algún grupo particular de la sociedad, si en sus decisiones en el día a día beneficia a unos y afecta a otros bajo el escudo de la “justicia”. La justicia del cielo y de la tierra se aplica a justos y pecadores, por lo tanto, desde la óptica ciudadana, elegir a un Juez o Magistrado implicaría hacer un análisis de conveniencia personal a la hora de emitir un sufragio, es decir, que Verdugo se ajusta más a mis intereses, el que se compromete aplicar la Ley con “estricto rigor”, o el que se compromete a aplicar la Ley con “criterio blando”, pues los postulados para todos son los mismos, pero no la misericordia.
Y para cerrar la siguiente pregunta ¿Cómo puede saber un ciudadano común, quién puede ser o no un buen juez, o que ese candidato cuenta con los suficientes conocimientos y criterios necesarios para el cargo Considerando que de más de 127 millones de votantes en el país, sólo el 0.4% son abogados, se torna difícil vislumbrar que el método de selección de Magistrados y Jueces por vía votación popular, sea la “panacea” que México necesita para acabar con la corrupción del Poder Judicial y para tener una mejor justicia.
